15/4/10

Lo que dure la eternidad


La noche del 22 de Diciembre del año 1535 algo terrible sucedió en el castillo de Killmarnock, lugar donde se guarda la sandalia que perteneció a Jesucristo. Augustus, conde de Killmar, tuvo que presenciar cómo su mayor enemigo, James de Hibern, asesinaba a dos de sus hijos y le hería de muerte. Si su primogénito Dargo hubiera acudido a tiempo con refuerzos, en vez de estar retozando con toda mujer que se interpusiera en su camino, quizá, sólo quizá, hubieran podido salvarse. Pero Dargo llegó muy tarde, justo antes de que su padre expirase y le lanzase una maldición: el alma del joven no descansaría hasta que encontrase la reliquia y alguien diese su vida por él.
En el año 2004 Cristina Ríos, experta en la tasación de obras de arte, viaja al castillo de Killmarnock para realizar un estudio de todas las pinturas que éste contiene. Una vez allí, escucha escéptica, la leyenda del lugar: el castillo está encantado y un fantasma vaga entre sus muros. Lo que nunca imaginó es que muy pronto iba a descubrir que esa increíble historia era cierta y que terminaría enamorándose del espectro.

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