La respuesta a las plegarias de Laura Fairleigh aparece como llovida del cielo, cuando encuentra, inconsciente en el bosque, a un hombre increíblemente apuesto. Justo lo que necesitaba: si no se casa en pocas semanas, perderá la casa donde vive, que pasará a su anterior dueño, el engreído duque de Devonbrooke. Como en un cuento de hadas, no puede evitar besar al desconocido en los labios, y el hombre despierta… para descubrir que ha perdido totalmente la memoria. Laura decide aprovechar la oportunidad, y le convence de que es su prometida. Un juego que resultará demasiado peligroso, sobre todo teniendo en cuenta la verdadera identidad del aparecido...
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